La construcción del actual edificio tiene su origen en un manantial de agua a la que se atribuyen ciertos poderes curativos, que brota a pocos metros de la fachada, y que desde tiempos inmemoriales está canalizada hasta un pozo que hay en el interior de la iglesia.
La planta de la iglesia es de cruz latina, la fachada queda oculta en parte debido al emplazamiento del edificio, para asentarse sobre el manantial de agua. Sobre la puerta principal hay una imagen de San Vicente de mediados del S.XVIII.
Cuenta con cinco retablos sobresale por sus dimensiones y valor artístico el retablo del presbiterio, el más antiguo es el retablo de la virgen de Rosario.